La regeneración ósea

La regeneración ósea consiste en la recuperación de la calidad y nivel de la masa ósea perdida en maxilar y mandíbula.
Esta técnica entre otras aplicaciones, se suele usar junto a la implantología, con el fin de poder rehabilitar las zonas con menos hueso.

La regeneración se puede realizar para conseguir crecimiento vertical (técnica más complicada), horizontal (técnica más predecible) o ambos.

La regeneración ósea se basa en los tres vértices de todo proceso regenerativo, que son los siguientes:

1. Osteogénesis

Es necesaria la presencia de células óseas. Por esta razón se diferencian dos tipos de aporte:

    • Aporte primario: las células residuales presentes en los márgenes del área a regenerar
    • Aporte exógeno: las células procedentes del propio paciente.

2. Osteoinducción

Se necesita la presencia de moléculas reguladoras del metabolismo óseo.

3. Osteoconducción

Para que se produzca, es necesario que esté presente una trama que haga de “andamio” para dirigir la formación del tejido óseo.
El material requerido va desde el hueso autógeno hasta las nuevas superficies de los implantes.

¿Por qué se necesita?

Con los años, se va perdiendo masa ósea en el cuerpo debido a la compresión de los propios huesos.
Existen varios factores ajenos a la edad que provocan esta pérdida ósea.
Enfermedades como la periodontitis o la osteoporosis, infecciones en la zona bucal, atrofia o traumatismos, entre otros. El volumen de hueso también puede verse afectado por la pérdida prematura de piezas dentales.

A la hora de colocar los implantes, es muy importante tener un buen tejido óseo para que haya una buena integración y promueva una larga duración de estos.

Si se ha perdido tejido óseo de la zona donde colocaremos los implantes, será necesario aplicar las técnicas de regeneración ósea.

Técnicas

La regeneración ósea consiste en una intervención quirúrgica que tiene como fin, recuperar hueso perdido.
El hueso que se coloca puede ser autógeno (del mismo paciente), aloinjerto (de la misma especie), xenoinjerto (de origen animal, vegetal o sintético), siempre que sean compatibles con el paciente.

Los mejores injertos son los formados por cristales bioactivos, entre ellos el betafosfato tricálcico y la hidroxiapatita que favorece la formación ósea.

Plasma rico en Factores de Crecimiento

También existe la técnica por Plasma rico en Factores de Crecimiento que consiste en extraer sangre del paciente para obtener las proteínas que se encuentran en el plasma. Estas se aplican en la zona con el objetivo de regenerar.

Estos factores de crecimiento estimulan la producción de vasos sanguíneos, crecimiento celular, evitan la proliferación de bacterias y ayudan a modular la inflamación del propio cuerpo.

También mejoran la cicatrización de las heridas producidas por la propia cirugía.

Dentro de estas técnicas se debe tener en cuenta la exclusión celular.

Se basa en el uso de membranas que separan los tipos de células epiteliales y óseas  que se formaran en el área del defecto que se desea cubrir.

Las membranas deben cumplir estos requisitos:

  • Evitar la penetración celular a través de la membrana
  • Presentar rugosidad que sirva de matriz para la proliferación de células óseas
  • Tener capacidad oclusiva para aislar el defecto óseo
  • Presentar un alto grado de biocompatibilidad

Alternativas al tratamiento

Si no se puede regenerar el hueso y no es posible la colocación de un implante dental, la alternativa será el uso de prótesis removibles (dentaduras) o prótesis fijas sobre dientes (puente).

 

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